Kite en Portugal. Ría de Alvor.

Después de mi escapada de varios días para hacer rutas en bicicleta, vuelvo a Portugal, en esta ocasión sobre mi tabla.

Sergio y yo organizamos una excursión relámpago a la ría de Albor, que junto a Manolo y David formabamos el cuarteto de elegidos. Todos menos Sergio salimos de Huelva en el coche de Manolo, esperamos al que faltaba, en Ayamonte, para salir los cuatro hacia Alvor en el todoterreno de Sergio, donde metimos todo el material y los cuatro inquilinos. Mientras Sergio comia, el TT fue conducido con maestría por Manolo.

Llegamos relativamente bien al sitio y después de un pequeño paseo por dunas y caminos llegamos a la ría de Alvor. Algunas cometas marcaban claramente el sitio. La primera impresión era de un sitio espectacular, una especie de gran laguna, con una salida al mar e islas de arena blanca en diferentes puntos, montañas, el pueblo de Alvor, el conjunto, muy diferente a los lugares donde estamos habituados a navegar, lo hacían muy atractivo para nosotros.

Lo que no estaba tan claro era donde montar las cometas. La marea estaba alta y los trozos de playa que quedaban eran minúsculos. Tras dudas, discusiones y preguntarle a un 'giri', terminamos montando en el mismo camino por donde pasaban los coches. Sergio se quedo el último y fué levantando las cometas a los demás. Una vez teníamos la cometa en el aire, bajábamos por un pequeño escalón natural a una minúscula playa, con algunas piedras, desde donde salíamos. Manolo, David y yo salimos sin problemas y empezamos a disfrutar del sitio, mientras Sergio terminaba de montar y esperaba a que Manolo le ayudará a levantar la cometa.

Tengo que reconocer que al principio estaba un poco intranquilo. El viento, que estaba racheado, rondaba los 20 nudos, había grandes zonas de espigón y rocas, las zonas de playa, ya he cometado, que eran mínimas y las montañas podrían provocar zonas sin viento, con el peligro que eso con lleva. Los primeros instantes fueron un poco estresantes, no paraba de mirar el agua, me obsesionaba quedarme sin viento y esperaba que el agua me 'chivara' la falta de viento en algunas zonas. A la vez procuraba ver donde estaban navegando los demás, cosa que también me serviría como indicativo que había viento para navegar.

Pasado los primero instantes, algún que otro problemilla de falta de viento, sin transcendencia y rozar con algas que casi se llevan mi querida tabla para su casa, termine en una zona por delante de una pequeña isla que se formaba en el centro de la ría y entre dos bancos de arena donde la profundidad del agua llegaba a la cintura. Esa fue mi zona de navegación la mayoría del tiempo y donde navegué más relajado y tranquilo.

Un pequeño descanso en la isla, donde un local daba clases de kite y nos comento un poco las características del sito y cada cual hizo lo que pudo. De vuelta en el agua, se me cayó la cometa al intentar un kiteloop (a quien se le ocurre hacerlo con viento racheado cercano a los 25-30 nudos, 'pos' al menda), me costo un poco levantar la cometa, pero una vez en el aire empecé pensar que hasta ese instante todo había transcurrido sin incidentes graves y que era el momento de que todo terminara de esa manera.

Vi como Sergio bajaba la cometa donde habíamos dejado el coche y me fui 'enflechao' para la mini playa y dar por finalizada la fantástica sesión. Aprovechando que David y Manolo continuaban navegando, las hice un buen puñao de fotos, para tener un recuerdo y poder ilustrar esta crónica. Por cierto, que pedazo de saltos se pego Manolo, nunca lo había visto saltar tan alto y sobre todo mantenerse tanto tiempo en el aire, que peazo de 'jartaim', o como se diga eso.

No voy a decir que haya sido la mejor navegada, empieza a ver muchas y es difícil dar ese título, pero lo que es seguro que es una de las mejores y que tiene el honor de ser mi primera navegada fuera de Huelva, y fuera de España. Bueno, ya me quedan menos sitios por conocer, este planeta se me empieza a quedar pequeño y espero, que en esta pequeña aventura de navegar por diferentes sitios, tenga la suerte de contar con unos compañeros como los que he tenido en la ría de Alvor.

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